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Artículo publicado en: Sin categoría » Recursos de formación (num. 5)


La cortesía lingüística y el humor inglés

La cortesía lingüística y el humor inglés 5La cortesía en lingüística cobra un nuevo significado y se refiere más a las expectativas en una conducta conversacional que a los buenos modales. Algunas aproximaciones a este concepto son las normas de relación y la cara. Con respecto a las normas de relación cabe decir que existen tres tipologías:

  • La primera se denomina distancia (evitar imponerse).
  • La segunda es la deferencia (dar opciones).
  • La tercera es la camaradería (el comportamiento amistoso).

Un ejemplo de la primera sería: “Podríamos ir a cenar». La deferencia es un tipo de relación en la que los hablantes no están próximos emocionalmente. Este concepto se entiende en la interacción que mantenemos con el agente de seguros o con el farmacéutico: “Buenas tardes, don Paco». En la camaradería existe una identificación con el interlocutor gracias a una interacción previa basada en la igualdad. “Hala, ya te has vuelto a cargar el cristal”. En lingüística la cara se refiere a la imagen pública que muestra el hablante a sus oyentes. Así, la cara positiva es la imagen que se desea proyectar de uno mismo: la imagen pública de uno mismo, mientras que la cara negativa nos habla de la parcela de la intimidad del individuo.

Al hablar de cortesía en lingüística nos referimos a esas barreras necesarias para una comunicación basada en el respeto y en la interacción cordial. Al principio apuntamos que no se refiere a los modales propiamente dichos, pero claro está que va unida, porque lenguaje es pensamiento y el pensamiento deriva en la conducta. A los españoles a veces nos parece excesiva la cortesía lingüística de los ingleses o los franceses, pero cuando, por ejemplo, le pedimos a un camarero un vaso de agua, el mensaje lo recibirá mejor si le decimos: «¿me pone un vasito de agua por favor?”, a “oiga, un vaso de agua». Esa forma cortés de relacionarse con los demás conduce a una comunicación fluida y a relaciones cordiales. Paul Grice, filósofo británico introduce la noción de implicaturas en 1975 y las máximas conversacionales. Según Grice, cualquier interacción verbal está regida por el principio de cooperación: “Haz que tu contribución sea la requerida para la finalidad del intercambio conversacional en el que esté implicado”. Este principio básico lo desglosa en cuatro máximas:

  • Máxima de cantidad: haga que su contribución sea tan informativa como sea necesario.
  • Máxima de calidad: haga que su contribución sea verdadera.
  • Máxima de relevancia: sea pertinente y no diga algo que no viene al caso. No se ande por las ramas.
  • Máxima de manera: sea claro, evite la ambigüedad, sea breve y ordenado.

No obstante, a veces las máximas entran en conflicto como es el caso del humor (se viola la máxima de manera) o de las metáforas ( no se sigue la máxima de calidad). Si pretendemos utilizar un lenguaje científico o legal sacrificamos la máxima de cantidad por la máxima de calidad y en el caso de las hipérboles: “Mi coche se para cada 5 minutos” transgredimos la de calidad, al exagerar un acontecimiento. El lingüista Robin Lakoff formula en 1973 las siguientes máximas: «no se imponga, ofrezca opciones y refuerce los lazos de camaradería». Asimismo, J.L. Austin, filósofo inglés elaboró la teoría de los Actos de Habla(1962). Para Austin, el acto de habla cuenta con tres niveles:

  • El acto locutivo (enunciar la frase en cuestión)
  • La fuerza ilocutiva (llevar a cabo algo a través de las palabras como prometer, amenazar, jurar, declarar)
  • El acto perlocutivo (provocar un cambio en el estado de las cosas).

Así, en el ejemplo de la frase: “Tengo frío”, el acto locutivo hace referencia al hecho de que el hablante tiene frío y nada más. La fuerza locutiva, no es informar al receptor del mensaje de que tiene frío, sino que le está pidiendo que cierre la puerta, ya que hace frío y el acto perlocutivo sería el receptor del mensaje cerrando la puerta. Actualmente, en los trabajos está de moda, la falta de respeto o el mobbing por parte de los superiores a los empleados, y hablamos de ese abuso de poder y de esa falta de modales cuando da órdenes a sus inferiores. Si extrapolamos esta problemática a la enseñanza daría idénticos resultados. Los niños y adolescentes en su etapa de formación imitan a su profesor y éste debe de proporcionar una imagen modélica ante ellos. Si en la escuela y en los institutos se enseñaran que estos conceptos son de importancia capital, en la vida laboral, y en la vida posterior, se enfrentarían a menos situaciones conflictivas y por ende, desembocaría en el éxito profesional y en una  excelente vida social. Otro concepto es el de “tabula rasa». El niño nace sin ningún valor, ni ninguna ética, tiene una conciencia sin formar y es en su desarrollo cuando comienza a adquirir valores. Por otra parte, esta teoría recibe fuertes críticas del cognitivismo. ¿Son más importantes la adquisición de estos conocimientos o el de los valores éticos y morales? Los niños van aprendiendo mediante el método de ensayo-error y la imitación cobra una importancia primordial en las primeras etapas del aprendizaje. Ya el mismo Thorndike nos hablaba de “la impronta” cuando explicaba la conducta de los polluelos. Son éstos quienes siguen a la madre nada más nacer. De ahí, la enorme importancia que se deriva de esta mímesis parental. Existen diferentes tipos de valores, tales como:

  • Valores familiares, los que la familia inculca a sus hijos.
  • Socioculturales o valores que existen en la sociedad. Serán los padres los que finalmente eduquen a sus hijos con esos valores o, por el contrario, les opongan a ellos. Son valores que nos sirven de referencia.
  • Personales: suelen ser una mezcla entre valores familiares y socioculturales.
  • Espirituales: religión, valor de suma importancia en algunas culturas y, a veces, la fe que otorga coherencia a la existencia del ser humano. Para algunas familias resulta imprescindible, otras basan la educación en otros criterios.
  • Materiales: en la actualidad el espíritu materialista está en auge. Los valores materiales como el dinero, los bienes, el prestigio o la posición social parecen regir el comportamiento humano. De todas formas, al vivir en una sociedad consumista, resulta difícil escapar de estos valores, aunque nos parezcan antiéticos, deshumanizados y privados de toda moralidad. Esconderlo supondría negar la evidencia y, sin ir más lejos, remitámonos a fechas tales como la Navidad, el 14 de febrero, las bodas, las comuniones o cualquier otro acto conmemorativo en el que existe un desembolso por nuestra parte, aunque estemos en ese momento “broke” como dirían los ingleses, que no es que estén rotos, sino sin blanca.

El respeto es básico en la interacción con el “otro». Para que “te respeten”, se ha de respetar. Este concepto resulta bastante teórico porque somos conscientes de los pitidos de claxon, o de las caras desencajadas de los empleados de la atención al público. El respeto deja mucho que desear, y creo que es un valor que se debe de inculcar en la escuela. De nada serviría un 10 en matemáticas si después carezco de ese respeto hacia los demás. Esta idea ya la recoge Daniel Goleman en el concepto de inteligencia emocional, que aboga más por un éxito social basado en habilidades sociales, que en calificaciones escolares. ¿Quién es más feliz, un número uno en matemáticas que carece de una red social o un cabrero que vive en armonía con sus animales y con amigos del pueblo de toda la vida?. Confundimos cada vez más inteligencia racional, con emocional, y eso nos lleva al fracaso escolar en la mayoría de los casos.

La cortesía es una barrera imprescindible para el respeto y la educación. En eso, son expertos nuestros vecinos los franceses o los ingleses: “ Merci, merci bien” o “s’il vous plaît” son las palabras que más se escuchan y ya la lengua inglesa supera con creces ese concepto de cortesía lingüística.

Probablemente si ejercitáramos esas frases de cortesía tan fáciles de recordar evitaríamos situaciones tan violentas y, por supuesto, el llegar a las manos. Se llega a la violencia física cuando el canal de comunicación verbal se ha agotado, cuando ha existido una ruptura en esa interacción, ha habido un ataque violento y una agresión verbal que ha derivado en un ataque físico. La consideración es saber huir del egoísmo, saber escapar de las palabras: “Yo, mi, me, conmigo”, esas ya las conocemos. Podríamos tener más consideración y empezar a practicar el “tu, ti, te, contigo”. La tolerancia depende mucho del país o la región donde se viva. Se aprende a ser tolerante, si observamos tolerancia alrededor. Cuando se habla de la “aceptación de lo extraño”. Por  otra parte, el humor al igual que la cortesía, es otro de los vacíos culturales, que quedan en el limbo, sin poder trasladar ese matiz humorístico, que tanto nos hace reír.

El La cortesía lingüística y el humor inglés 6humor es una de las áreas menos explotadas en la enseñanza del inglés. Debemos de acercar al alumno a esas diferencias de comicidad para que comprendan ese vacío cultural y a su vez, la otra lengua. Una manera de aproximarlos sería remitirlos a las comedias. Algunos investigadores apuntan que el humor en la clase crea dinamismo y disminuye la ansiedad y la tensión que presentan determinados alumnos en ciertas materias. Los nervios y el estrés juegan la mayoría de las veces una mala pasada, y este arte supone una manera de combatirlo. Los estudiantes se mostrarán más receptivos y pueden mejorar el ambiente de trabajo. Algunas de las ideas son las siguientes:

  • Contar un chiste. Supondría un buen método de comprensión. Si se ríen y lo entienden, han practicado la comprensión lectora.
  • La traducción de un chiste. Se les puede pedir que traduzcan algún chiste de su país al inglés o proporcionales una página web para que busquen alguno, en ocasiones, los alumnos han ideado un libro de chistes.

En algunos países los chistes muestran su lado racista o aspectos negativos que esconden la naturaleza del pensamiento de esa nación y de esta manera, también podrían conducir a los alumnos a un debate. A veces resulta ardua la tarea mantener el equilibrio entre lo que se supone que es una actividad lúdica y el caos que puede generar, sobre todo, en estudiantes más jóvenes. De este modo, parece más apropiado esperar al final de la clase para utilizar esta estrategia como medio de distensión. El humor es un método infalible para el aprendizaje. Ese “buen rollito” como se diría en español, a mi parecer, es necesario para motivar, incentivar y eliminar barreras y complejos entre los alumnos. Asimismo, en el aprendizaje de una lengua se añade el humor, factor cultural imprescindible. El humor negro inglés, por ejemplo, nada tiene que ver con la “grasia” de los andaluces. Por ello, resulta conveniente poder comparar y aprender de ambas culturas, todo ello, con brotes de agradables sonrisas siempre que se mantenga la clase bajo control y que no impere ese caos que a veces, precisamente, por falta de humor, puede llegar a inundarte la clase. El humor y la cortesía son dos valores y conceptos complicados de trasladar a la otra lengua. Cuando se habla de cortesía también hablamos de diplomacia. Los ingleses consideran, a veces, esencial lanzar una mentira piadosa, es lo que ellos llaman “white lie” o mentirijilla. Una situación que sirve de ejemplo es cuando ves a un amigo con su hijo recién nacido. El hijo te puede parecer feo, pero claro está, que siempre le dirás: “¡qué guapo es tu hijo!” “It’s so cute!”. La diplomacia rompe barreras defensivas, siempre que no caigamos en la mentira compulsiva, es la perfecta aliada en las relaciones internacionales, sociales, profesionales y familiares.

El humor, al igual que la diplomacia, la cortesía y la música, unen países y personas de muy diversos lugares. El humor negro inglés que cuestiona situaciones sociales mediante la sátira, utiliza temas oscuros y dolorosos para el ser humano, que resultan controvertidos y polémicos por estar relacionados con la moral y la ética. Su ataque es mordaz, aunque sutil. Existe provocación y sirve como mecanismo de defensa huyendo de los aspectos más crudos de la existencia. El inventor por excelencia del humor negro es Jonathan Swift por su tan recordada obra “Los Viajes de Gulliver”, esta obra, lejos de estar escrita para niños, es una de las sátiras políticas más importantes de la historia. Cabe mencionar a Mark Twain, estilo marcado por el humor con su toque carrorista y punzante que muestran las inmortales obras de “Tom Sawyer” y “Huckleberry Finn” o “South Park” que satiriza con humor negro la sociedad y la cultura estadounidense a través de historias y situaciones surrealistas en un pueblo ficticio cuyo nombre da título a la serie televisiva. Sin olvidar a los Simpsons, cuya sátira hacia la sociedad estadounidense narra la vida y el día a día de una familia de clase media, en otro pueblo ficticio llamado Springfield. Shakespeare, Dickens, Oscar Wilde y otros monstruos de la literatura utilizan el sarcasmo proverbialmente descrito como “la forma más baja de humor pero la más alta expresión de ingenio” y tal como apuntaba Jefley Toloza: “El sarcasmo no es una forma de hablar nuestro idioma, simplemente es una obra de arte”.

Bibliografía

  • Coulthard, Malcolm (1989) An Introduction to Discourse Analysis Longman.
  • Muñoz Martín, Ricardo(1995) Lingüística para traducir Teide.
  • http://es.wikipedia.org/wiki/
  • http://www.cvc.cervantes.es/enseñanza/biblioteca_ele/diccio_ele/diccionario/cortesia.htm

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Información del artículo:

Fecha de publicación:
6 de febrero de 2010

Autor/a:
Patricia López Béjar