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Artículo publicado en: Sin categoría » Recursos de formación (num. 1)


Análisis y evolución del concepto de necesidades educativas especiales

Análisis y evolución del concepto de necesidades educativas especiales 5Su origen conceptual

El concepto de Necesidades Educativas Especiales (N.E.E.) se desarrolla a partir de 1978 en Inglaterra y es la base del informe «Special Educational Needs» que elaboró el Comité de Investigación sobre la Educación de los Niños y Jóvenes Deficientes presidido por Mary Warnock. Podemos considerar que este documento es fundamental para desarrollo de la integración educativa, recogiendo los planteamientos del concepto de normalización que venía postulando desde los inicios de la década de los sesenta.

Este informe desechaba el modelo tradicional de Educación Especial así como la idea de que existen dos clases de niños, unos deficientes y otros no deficientes, de la cual se deriva la necesidad de dos sistemas diferentes de enseñanza. El concepto de educación especial se extendía y abarcaba todas las necesidades que temporal o permanentemente pudieran tener los niños a lo largo de su escolaridad para adaptarse al currículum ordinario. Partiendo de esta concepción tal vez uno de cada cinco niños entraría dentro de este supuesto, lo cual no implica sea deficiente en el sentido tradicional del término, sino que simplemente necesita ayuda. El Comité se refería a ellos como niños con una Necesidad Educativa Especial.

El Comité afirma que todos los alumnos participan pues del mismo sistema educativo, basándose en la siguiente idea recogida en su informe:

«…los fines de la educación son los mismos para todos, independientemente de las ventajas o desventajas de los diferentes niños. Estos fines son, primero, aumentar el conocimiento que el niño tiene del mundo en que vive, al igual que su comprensión imaginativa tanto de las posibilidades de este mundo como de sus propias responsabilidades en él; y segundo, proporcionarle toda la independencia y autosuficiencia de que sea capaz, enseñándole con este fin lo necesario para que encuentre un trabajo y esté en disposición de controlar y dirigir su propia vida.»

Otra innovación que propugna el nuevo concepto es que el tipo de necesidad no está determinado por al naturaleza de su discapacidad o desorden. El Comité señalaba que a los niños se les había categorizado por sus discapacidades y no por sus necesidades educativas, y que era necesario abolir esta categorización. La base para la decisión sobre el tipo de de servicios educativos requeridos no debía ser una etiqueta, sino la descripción detallada de la necesidad especial que el niño tiene (que hoy día se realiza en la evaluación psicopedagógica).

Sin embargo el concepto de N.E.E. no quedaría completo si no incluimos dos dimensiones esenciales para su definición:

  • Su origen interactivo. La necesidad se define en relación con el contexto donde se produce.
  • Su carácter relativo. La necesidad hace referencia a un espacio concreto y a un momento dado, no es ni definitivo ni determinante.

Respecto a su dimensión interactiva, se afirma que las dificultades del alumno dependen tanto de las características personales del alumno como de las características del entorno educativo en que se desenvuelve y la respuesta educativa que se le ofrece. Pensar que las dificultades están solo en el alumno conlleva, por lo general, un bajo nivel de expectativas respecto a las posibilidades de estos alumnos y un menor compromiso por parte de la escuela para dar respuesta a sus dificultades.

Derivada pues de este origen interactivo, se plantea la segunda dimensión. Las N.E.E. presentan un carácter relativo puesto que dependen tanto de las deficiencias propias («dentro») del niño como de las deficiencias del entorno («fuera») en el que el niño se desenvuelve. Por tanto cuanto más rígida y uniforme sea la oferta educativa de un centro, más se intensificará las necesidades educativas especiales de los alumnos.

Wedell (1980) representa gráficamente el carácter interactivo y, por tanto relativo, de las necesidades educativas especiales tal como se muestra en la figura 1.

El lado izquierdo del cuadrado se refiere a los recursos y deficiencias de los niños (habilidades, discapacidades, motivación, etc.). El lado horizontal del cuadrado representa los recursos y deficiencias del entorno (método de enseñanza, contexto «deprivado», etc.). Las fechas diagonales en las esquinas nos indican el elemento temporal e implica que a lo largo del desarrollo y la educación del alumno pueden variar las características tanto del contexto educativo como del propio alumno. Los signos más y menos en el cuadrado representan distinto niveles de interacción entre las influencias del ambiente y del niño.

Figura 1:

Análisis y evolución del concepto de necesidades educativas especiales 6

Su difícil definición

Vemos pues, cómo desde su origen, las N.E.E. trata de ser un término normalizador y no discriminatorio. Se pone el acento en los recursos educativos que la escuela precisa para responder, adecuadamente, a las necesidades que cualquier alumno pueda presentar a lo largo de su escolaridad, cualquiera que sea su origen y su carácter. Destaca por tanto la respuesta educativa que se le ofrece como parte esencial de su definición.

De este modo van proliferando definiciones basadas en la respuesta y recursos que las N.E.E. demandan:

  • Brennan (1988) indica que hay una necesidad educativa especial «cuando una deficiencia (física, sensorial, intelectual, emocional, social o cualquier continuación de ellas) afecta al aprendizaje hasta tal punto que son necesarios algunos o todos los accesos especiales al currículo, un currículo especial o modificado o unas condiciones de aprendizaje particularmente adaptadas para que el alumno sea educado eficazmente».
  • Marchesi (1990) define una necesidad educativa especial «cuando un niño presenta algún problema de aprendizaje a lo largo de su escolarización que demande una atención específica y mayores recursos educativos de los necesarios para compañeros de su edad».

Este tipo de conceptualización presenta la ventaja de estar centradas en la práctica, a diferencia de anteriores planteamientos etiológicos, ya se preocupan por la búsqueda de soluciones a los problemas educativos del alumno. Sin embargo, también presenta inconvenientes. Ha llevado a que el término de N.E.E. haya sido criticado por su excesiva amplitud y poca definición. Entraríamos en una definición circular donde necesidades educativas y recursos específicos se remiten mutuamente sin llegar nunca a una definición propia.

Por otra parte, esta visión nos lleva a una imagen excesivamente optimista de la Educación Especial. Si nos centrarnos en demasía en la respuesta educativa podemos obtener un falso culpable: el maestro, como responsable de no haber dispuesto en el diseño del proceso de enseñanza – aprendizaje los recursos específicos y ayudas precisas para el alumno.

Es por ello que definiciones que tengan más en cuenta otros factores intervinientes resulten más completas:

  • «Un alumno tiene necesidades educativas especiales cuando presenta dificultades mayores que el resto de los alumnos para acceder a los aprendizajes que se determinan en el currículo que le corresponde por su edad (bien por causas internas, por dificultades o carencias en el entorno sociofamiliar o por una historia de aprendizaje desajustada) y necesita, para compensar dichas dificultades, adaptaciones de acceso y/o adaptaciones curriculares significativas en varias áreas del currículo». (Centro Nacional de Recursos para la Educación Especial, 1992).
  • Sánchez Palomino y Torres González (1997) señalan que «un alumno tiene necesidades educativas especiales cuando presenta dificultades mayores que el resto de los alumnos para acceder a los aprendizajes que se determinan en el currículum que le corresponde por su edad, bien por causas internas, por dificultades o carencias en el entorno socio-familiar o por una historia de aprendizaje desajustada, y necesita, para compensar dichas dificultades, adaptaciones de acceso y /o adaptaciones curriculares significativas en varias áreas de ese currículum».

Aun así podríamos perfilar aún más el término de N.E.E. para que resultase más operativo. Una primera aproximación podría ser la siguiente:

«Bloqueo del proceso de enseñanza – aprendizaje que sufre un alumno dada la interacción de sus características personales, el currículum establecido en su propio contexto y los recursos especializados que precisa.»

Al hablar de bloqueo nos referimos a que el alumno presenta unas necesidades educativas cualitativamente diferentes. Se produce una «fractura» que impide que el alumno pueda continuar con su proceso educativo. Si todos podemos tener necesidades educativas, dentro del continuo de necesidades, éstas estarían situadas en su extremo más grave. Pero para que esta definición sea operativa debemos concretar los tres factores mencionados de la siguiente forma:

a) Sus características personales: Aun poseyendo capacidades y posibilidades aprovechables para su educación, el alumno carece de las condiciones o prerrequisitos para aprender. Es decir, presenta una falta de competencia y autonomía para afrontar nuevos aprendizajes.

b) El currículum de su contexto: Su nivel de competencia curricular se aparta significativamente de lo esperado para su edad dentro su contexto cercano. Según el criterio de discrepancia este desfase debe ser de 2 cursos o más.

c) Los recursos que precisa: Son recursos y ayudas de carácter especializado y adaptado. La oferta educativa común no es suficiente, haciendo necesarios recursos extraordinarios, incluso de carácter externo.

Las ventajas que presenta esta definición operativa son que aborda las N.E.E. desde el punto de vista educativo, pues se centra en la práctica. Pero sin culpabilizar al profesor, pues tiene en cuenta la interacción de los distintos factores. La responsabilidad del progreso del alumno y del ajuste del currículum recae en todos los profesionales de la educación, siendo necesaria una buena coordinación y colaboración entre todos ellos. Una versión extensa de esta definición sería:

«Bloqueo del proceso de enseñanza – aprendizaje que sufre un alumno dada la interacción de sus características personales, ya que dicho alumno presenta una discapacidad provocada por la falta de la competencia necesaria para hacer frente a nuevos aprendizajes y la ausencia de esos prerrequisitos interrumpen el progreso autónomo del alumno, lo que provoca que se aparte significativamente (dos cursos o más) del currículo establecido en su propio contexto cercano, por lo que se hace necesario una ayuda externa de carácter especializado con vistas a lograr la capacitación del alumno para un aprendizaje autónomo»

Pero el concepto de N.E.E. no se circunscribe solamente al actual paradigma psicopedagógico de autonomía personal, sino que también es recogido por un nuevo paradigma teórico emergente: La Escuela Inclusiva.

Dentro de esta corriente, el concepto de N.E.E. es vuelto a ser redefinido y es llevado a su última expresión. Todos los centros educativos deben contar con la organización, el currículo y los recursos precisos para atender a cualquier tipo de necesidad educativa. En línea con este pensamiento en 1994, la UNESCO en la llamada Declaración de Salamanca, cuyo nombre técnico es Proyecto de Marco de Acción sobre Necesidades Educativas Especiales, señala:

«El principio rector de este Marco de Acción es que las escuelas deberían dar cabida a todos los niños, independientemente de sus condiciones físicas, intelectuales, sociales, emocionales, lingüísticas o de otro tipo. Deberían acoger a niños discapacitados y niños bien dotados, a niños que viven en la calle y que trabajan, niños de poblaciones remotas o nómadas, niños de minorías lingüísticas, étnicas o culturales, y niños de otros grupos o zonas desfavorecidos o marginados. (…) En el contexto de este Marco de Acción el término Necesidades Educativas Especiales se refiere a los niños y jóvenes cuyas necesidades surgen por su discapacidad o dificultades del aprendizaje. Muchos niños pueden experimentar dificultades de aprendizaje y tener por lo tanto Necesidades Educativas Especiales en algún momento de su escolarización.»

Continúa en la 2ª parte.

Bibliografía

  • BAUTISTA, R. (1993). «Necesidades Educativas Especiales». Málaga: Aljibe.
  • GARCÍA PASTOR, C. (1995). «Una escuela común para niños diferentes». Barcelona: EUB.
  • GARCÍA SÁNCHEZ, J.N. (1999). «Intervención psicopedagógica en los trastornos del desarrollo». Madrid: Pirámide.
  • SALVADOR MATA F. (2001) (Dir.). «Enciclopedia psicopedagógica de necesidades educativas especiales, Vol. I». Málaga: Aljibe.
  • SÁNCHEZ ASÍN, A. (1993). «Necesidades educativas e intervención psicopedagógica». Barcelona: PPU.
  • SÁNCHEZ-PALOMINO, A.; TORRES, J.A. (1997). «Educación especial I. Una perspectiva curricular, organizativa y profesional.» Madrid: Pirámide.
  • VERDUGO, M.A. (1995). «Personas con discapacidad. Perspectivas psicopedagógicas y rehabilitadoras». Madrid: Alianza.

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Información del artículo:

Fecha de publicación:
4 de noviembre de 2008

Autor/a:
Paulino Salado Moreno

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