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Artículo publicado en: Sin categoría » Experiencias Educativas (num. 2)


Violencia Escolar

¿QUÉ HACEMOS?

El problema de la violencia escolar que tan frecuentemente nos estamos encontrando en nuestros centros educativos, no es un problema que haya surgido en la actualidad, sino que la violencia escolar es un problema muy antiguo que ya se daba en la escuela tradicional.

¿Hay más casos actualmente que antiguamente de violencia escolar?, estudios realizados en las dos últimas décadas sobre la violencia entre escolares, entre ellos Ortega y Angulo 1998, Pellegrini, Bartini y Brooks 1999, entre otros, demuestran que la violencia escolar es mucho más frecuente de lo que nos imaginamos , que los casos han ido aumentando con el paso del tiempo, también podemos pensar que antes no se le daba tanto importancia o la que se merecía a la escuela o a este tipo de violencia, por eso podemos decir que la violencia escolar pasaba desapercibida, “desapercibida por los que la veían desde fuera”, y por supuesto “sufrida por los agredidos” y casi podríamos decir que en silencio o con palabras que caían en pozos sin fondo, en oídos sordos, palabras que no tenían sonido alguno.

Violencia Escolar 3

Por suerte, el concepto de educación ha evolucionado bastante, tomando la importancia y reconocimiento que se merece tener, hay un incremento de la sensibilización hacia el problema, se han puesto en marcha numerosas líneas y políticas de prevención y resolución de conflictos, de ahí que hoy en día esos niños/as que en tiempos pasados no tuvieron voz, actualmente puedan verse reflejados por los de hoy en día los cuáles tienen posibilidad de ser escuchados.
Aunque muchos de ellos, por no decir la mayoría, aunque tengan la posibilidad de contarlo, optan por el silencio por temor a la vergüenza o por miedo al o los agresores o quizás porque no se sientan protegidos por el sistema educativo.
Esta actitud del alumnado agredido puede llevarles a condicionar el camino de la vida que van a llevar a partir de ese momento, camino que vamos a comentar a continuación.

¿HASTA DÓNDE PUEDE LLEVARNOS EL ACOSO O LA VIOLENCIA ESCOLAR?

Antes de analizar el camino el cual la violencia escolar va a condicionar, me gustaría que aclaráramos los términos acoso y violencia escolar.
Cuando hablamos de violencia escolar hablamos de agresiones físicas o psicológicas que puntualmente un alumno/a puede sufrir o ejercer en un determinado momento.
Dentro de la violencia escolar, nos encontramos con el término acoso, el cual hace referencia a la repetición o agravamiento de agresiones físicas o psicológicas, normalmente se prolongan en el tiempo y van acompañadas de burlas, insultos, amenazas, etc….

Una vez aclarados los términos, podemos pasar a dar respuesta a la pregunta que nos hicimos anteriormente, a cómo la violencia escolar puede desviar el camino de vida de nuestros alumnos/as.

Para comenzar, el agredido, tiene bastante miedo, no quiere ir al colegio, no quiere estar sólo en ningún momento, piensa que él no vale para nada, su autoestima está “pisoteada” por el agresor, se siente rechazado por los demás, pueden llegar a tener problemas de comunicación, se vuelven invulnerables, aparece la alta ansiedad, se sienten incluso culpables de que a ellos les esté ocurriendo esto, pierde la confianza en sí mismo, puede incluso disminuir el rendimiento académico.

LA VIOLENCIA ES UNA LACRA QUE ESTÁ A LA ORDEN DEL DÍA EN NUESTRA SOCIEDAD Y SE HA INTRODUCIDO EN LA ESCUELA, NO DEJA CRECER A NUESTROS ALUMNOS/AS Y EMPEORA LA CALIDAD DE VIDA DE TODOS.

Todo esto me lleva a plantearme como docente que soy ¿Qué hago yo o mis compañeros para que ese camino de vida del agredido no se desvíe y siga su curso?

¿TENEMOS MIEDO LOS DOCENTES?

De cara a la sociedad, parece que no, que contamos con los recursos necesarios para ayudar a estos niños tanto agredidos como agresores. Pero la realidad parece ser distinta, ya que si tenemos esos medios o recursos ¿por qué sigue existiendo y cada vez más este tipo de violencia?

El papel del docente en este contexto es clave, pero él sólo o solamente desde la escuela, no se puede solucionar el problema, necesitamos ayuda de la sociedad, de los medios de comunicación y sobre todo de las familias, aspecto que es difícil que lo consigamos ya que por norma general podemos pensar que si el niño/a actúa de determinada manera agresiva, puede ser por varios factores, pero uno de ellos es sin duda la educación que esté viviendo en su casa, su barrio, su familia, etc..

Desde mi punto de vista, el docente tendría que comenzar “reeducando a las familias”, aspecto que considero es muy difícil por no decir casi imposible, aunque no debemos quedarnos con esta idea y seguir intentándolo, aunque no lo consigamos en todos los casos, en algunos seguro que será efectivo.

Los docentes, actualmente, al no contar con todo el apoyo familiar necesario, a veces nos sentimos incapacitados, inseguros e incluso con “miedo a nuestros alumnos/as”, es una frase difícil de “digerir”, pero la realidad es que sí existe el miedo y la inseguridad ante algunos casos de violencia escolar.

Ante todo, no quedarnos con la parte negativa de todo esto, debemos seguir entre todos buscando soluciones y sobre todo ayudar a nuestro pequeños que se sienten protegidos por su “seño” o por su “profe” que les está enseñando gran parte de sus vidas.

Por eso en el siguiente apartado vamos a ver algunas condiciones para prevenir toda forma de violencia.

¿CÓMO PREVENIR PARA NO LLEGAR A LA VIOLENCIA?

Para empezar, como dijimos anteriormente hay que reeducar a la familia e incluso a la escuela, todos debemos tener papeles activos en nuestra propia educación y se necesita bastante más colaboración entre familia, escuela, alumnos y sociedad.
El profesorado debe formarse en el manejo de conflictos, crear climas y comisiones de alumnos/as, profesores, familiares para la convivencia positiva en el centro.
Elaborar proyectos sobre la no violencia, enseñar entre todos a escucharnos, expresar nuestros sentimientos, favorecer un clima de rechazo a la violencia, darles a conocer que no lleva a nada positivo el ser violentos.
Ayudaremos a las familias a analizar la situación de forma realista, orientarlos en el diálogo familia-hijo, ofrecerles pautas de actuación de afrontar los obstáculos de manera adecuada, etc…

Podemos seguir mencionando medidas de prevención ante la violencia escolar, pero lo más importante es que todos y cada uno de nosotros lleguemos a la reflexión y no pensemos como ser individual sino como ser social que somos.

PARA ASPIRAR A UN MUNDO MENOS VIOLENTO DEBEMOS COMENZAR POR ACABAR CON LA VIOLENCIA DESDE LA FAMILIA Y DESDE LA ESCUELA.
ACABEMOS CON EL MUNDO VIOLENTO QUE HEMOS DEJADO A NUESTROS PEQUEÑOS.

Por eso, compañeros, profesores y sobre todo maestros de infantil y primaria, que somos los pilares que van a sujetar la forma de vida de nuestros niños/as, tenemos una labor importante con ellos y de la que nos tenemos que sentir orgullosos e intentar que nuestros alumnos/as se formen en el derecho, la libertad , la convivencia.
Debemos aunque sea difícil, seguir trabajando por conseguir el objetivo de acabar con la violencia escolar que cada día es más necesario.
Tenemos y podemos hacer que la violencia no tuerza los pilares que comentábamos antes, de esta manera, cuando nosotros, compañeros/as, “veamos la casa arriba en cada uno de nuestros niños/as”, nos sintamos orgullosos de haber puesto en ella los cimientos.

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Información del artículo:

Fecha de publicación:
19 de enero de 2009

Autor/a:
Mª Dolores Acevedo Chulián

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