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Artículo publicado en: Sin categoría » Experiencias Educativas (num. 2)


Una historia de cuentos

Una historia de cuentos 17Todo comenzó el día en que la secretaria del Colegio Infantil “La Julianita”, de Aracena (Huelva), me llamó para pedir mi colaboración.

Se trataba de una propuesta didáctica para el día del libro, un día mágico, que acercara a los niños y niñas a ese mundo de fantasía que tanto les gusta.

Los padres y madres organizarían, como siempre, estantes con toda clase de libros infantiles y para presentárselos querían que apareciera la figura del Cuentacuentos.

Acepté su propuesta, que a la vez se convertía en un gran reto para mí, y había que ponerse manos a la obra: elegir un disfraz, el cuento, organizar los grupos… y en definitiva, preparar la función.

Una historia de cuentos 18El disfraz del que disponía era de rana y éste nos venía muy bien para la exposición, ya que es protagonista de muchas historias como luego pudimos comprobar.

En el momento de buscar la historia que contar encontrábamos muchas, pero las de ranas eran las que más les llamarían la atención a los pequeños, ya que con ese disfraz podría contarla en primera persona.

Escogimos el cuento de “La rana Pascuala”, una rana a la que le encantaba leer y soñaba con un príncipe azul que la convirtiera en princesa, como decían las historias que leía.

Después de unos cuantos ensayos y preparar la presentación llegó “el día del libro”.

Se trata de un colegio de cuatro líneas, por lo que recibiría 16 clases en la mañana. Repartidas en 8 grupos de dos clases cada uno. Tenía media hora para cada grupo y un pequeño descanso en el recreo.

El día no empezó como esperaba: Cogí el disfraz, el maquillaje, la ropa, el instrumento que simulaba el croar de una rana… pero con los nervios dejé en casa el cuento que tenia que leer… Una vez en el colegio me dí cuenta de mi despiste y mientras una madre me maquillaba amablemente, otra iba a mi casa a recoger el cuento de “La Rana Pascuala”. No había tiempo que perder ya que empezaba a las 9,30 y eran las 9,00.

Llegó el primer grupo de 3 años, mis nervios eran horribles, alguien puede pensar que es una tontería, pero me enfrentaba al público más exigente, debido a sus características. Su capacidad de escucha no es la misma que la de los adultos y, en media hora, una de mis intenciones iba a ser captar toda su atención.

Una historia de cuentos 19Yo estaba escondida detrás de unos trapos para jugar con el factor sorpresa, las clases fueron entrando poco a poco y sentándose en el patio. Solo se escuchaba el croar de una rana… y los niños murmuraban sobre qué podría ser ese ruido. Sus caras de sorpresa, intriga e ilusión por saber que había detrás de todo eso me ponían aún más nerviosa, pero a la vez me motivaba más y más a no decepcionarles y hacerlo lo mejor posible.

Cuando todos estaban sentados los llamé y les pregunté si había alguien ahí… y justo después de eso salí de mi escondite para sorpresa de todos.

Una historia de cuentos 20Me presenté y les dije lo mucho que me gustaban los cuentos y que estaba con ellos porque me encantaba ir a las bibliotecas y las librerías como la que había allí montada.

Luego les hablé de los sentimientos que nos podían provocar los libros: del miedo, la risa, el llanto… que nos dan compañía si nos sentimos solos, nos alegran si estamos tristes. Y por último, para que ellos participaran, les recordé sobre qué hablaban los cuentos, con lo que se pusieron a gritar que de hadas, príncipes, dragones, duendes, castillos…

Una historia de cuentos 21La motivación estaba asegurada. Les mostré algunos cuentos de los mostradores que trataban de lo que me habían dicho y luego les dije que mi cuento preferido lo leía muchas veces y que si querían que se lo contara, a lo que respondieron que si a gritos.

Durante la historia todos estaban atentísimos, se habían preparado cerrando sus bocas con cremallera y abriendo bien sus orejas y sus ojos para no perder detalle, a ninguno/a hubo que recordarle nada de esto.

Después de la historia se dieron cuenta que la rana protagonista del cuento era la que tenían delante y sus ojos de asombro e ilusión no dejaban de brillar. Por últimos, les invité a ver los libros y a que buscaran su historia, ya que todos podemos encontrar nuestra historia en un libro.

Una historia de cuentos 22Los siguientes grupos transcurrieron de forma parecida, alguna niña más inquieta que otra quería preguntarme mil cosas y su curiosidad tenía más fuerza que su paciencia por ver lo que le ofrecería esa rana. Otro grupo de 5 años (con el que había estado dos años antes haciendo las prácticas) se dejó llevar por la magia de mi personaje y ni siquiera me reconocieron.

La última vez que contaba la historia, mi voz no me respondía, aunque parezca mentira la voz se ve muy afectada por las emociones y llevaba un día en el que no pasaba un minuto sin experimentar alguna. Como pude terminé, ya que los nervios de la primera función habían desaparecido en la segunda y estaba dispuesta a disfrutar de ese día, tanto o más que aquellos niños y niñas.

Una historia de cuentos 23Sin duda fue una experiencia maravillosa e inolvidable, difícil de explicar por la carga de sentimientos y emociones que se experimentan, pero fácil de recordar, aún pasando los años.

Desde aquí no intento dar a conocer mi experiencia y que se quede ahí, sino dejar en los lectores ese gusanillo que tuve cuando me lo propusieron y que le ofrezcáis un momento inolvidable a ese público tan agradecido, como son los niños y niñas de edad infantil. Cualquiera puede hacerlo, de hecho una de las madres me contó que cada cumpleaños de su hija se convertía en Cuentacuentos. Y no penséis que es algo que sólo se hace por ellos y para ellos, porque se complace, disfruta e ilusiona uno, tanto o más que ellos.

Y colorín colorado…
Mi historia de cuentos se ha acabado.
  Una historia de cuentos 24

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Información del artículo:

Fecha de publicación:
19 de enero de 2009

Autor/a:
Mª Dolores López Díaz

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